sábado, 17 de abril de 2010

MICRORELATO - HÁBITOS

Sabía perfectamente que fumar no era una hábito saludable. Incluso en su casa veía la publicidad que aparecía contra el tabaco como “ Este hábito te está matando – Ministerio de Salud” y de otro tipo más explícito con imágenes del resultado tan nocivo para la salud.

En algunos bares o restaurantes no podía entrar por tener esa adicción y, en general, vivía en una sociedad que le había empezado a dar la espalada a él y a otros como él por ese motivo. Parecía mentira... después de tantos siglos de desarrollo cultural y económico por fin se había empezado a revisar tan fatal práctica.

Durante mucho tiempo había visto caer a sus compañeros de fatigas. uno a uno habían dejado su círculo más cercano para engrosar las necrológicas, abandonados por el sistema de cualquier manera... tirado en la calle, o dejado a su suerte en la cuneta de las carreteras. Era una situación insoportable. Clamaba al cielo que en una sociedad moderna se hubiera llegado a ese punto: Genocidio consentido a plena luz del día, o a cualquier hora. Con millares de cadáveres esparcidos por cualquier lado.

Tan solo hubo una tenue reacción a tanta barbarie, una chispa de luz al final del túnel del exterminio cuando las autoridades habían decido sancionar administrativamente al que fuera sorprendido arrojando un cuerpo en la vía pública. Tremendo. Hasta allí llegaba el sistema penal. Solo había una esperanza que se truncó cuando ese sábado, en casa alguien forzó la cerradura de la entrada y avanzó con paso firme hasta su lugar de descanso y agarrándolo con fuerza de la cabeza lo arrastró hasta la calle y allí mismo lo encendio.

Joder Ángel no sabía que fumabas!. Dijo Nacho cuando le vío encender el Fortuna.
Nada... muy poco. Por eso prefiero que los niños no me vean y salgo a la terraza.
Deberías dejarlo.


* Para mi colega Angel Líbano, consumidor ocasional al que parece que los cigarros le están fumando a él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario