martes, 8 de marzo de 2011

Y por la noche...

Ayer por la noche mi amigo Ángel me salvo del desconsuelo y me citó para dar una ronda en bici de montaña a las 21:45.

Lógico, ¿no?. A quién se le ocurre salir a montar en bicicleta de montaña por la noche; además en la Sierra de Madrid en pleno mes de marzo y con la luna tan espléndida como raquítica. Pues os tengo que decir que se le ocurre a gente buena. Gente de corazón y de tripas. Que se lo pasan francamente bien haciendo lo que le gusta a horas que, para empezar, no molestan a nadie.

A esas horas nocturnas las cosas pasan más despacio. Los latidos del corazón esforzándose cuando lo estrujas contra el pecho para sacar fuerzas y superar los caminos más escarpados; las pupilas fijándose en los trozos del camino iluminados por los focos de las linternas; la mente... en difinitiva, despacito, pensando en los problemas del día y los de mañana.

Con la oscuridad como única compañera el esfuerzo se hace más íntimo, y la sensación de paz que te rodea te hace incluso mejor persona que los que has dejado atrás en el día. Les superas porque mientras ellos duermen tu haces lo más divertido del mundo sin que lo sepan. Probablemente dirán que estas gilipollas o peor... que no tienes ni idea. ¡ Con lo bien que se está en la cama!. Pues no... donde mejor se está es dando pedales en el Camino de Santiago. Dejando que la mente se vacíe de juicios y de problemas mientras escuchas el rumor del agua de los reatos que bajan furiosos por la ladera de la montaña. Sintiendo como te vas ensuciando de barro que salpica la cara y la ropa cuando pisas charcos que, en otras circunstancias de mejor visibilidad no hubieras pisado. Igual que un cerdo en pleno disfrute del baño en el lodazal.

¡ Qué más da... si nadie te ve!.

Un gran amigo me contó una vez que a la gente que le gusta ver mucha montaña le viene bien hacer mountain bike porque así en un corto espacio de tiempo, digamos dos horas ¿vale?, le da tiempo a ver mucha. Pues creo que el corolario de este pensamiento es que a la gente que nos gusta ver mucha montaña, recorrerla en bicicleta por la noche nos hace sentirla de otra forma que los que la caminan por el día no conocen.

Esa comunión con la naturaleza y con el espíritu solo se consigue a altas horas del día.

Y si lees esto y piensas que estamos mal de la cabeza y que lo mejor es que nos quedemos en casa durmiendo. Tienes razón... estamos locos y es mejor que no salgáis a recorrer caminos a esas horas. Dejarnos esa magia a nosotros.

Desde la madriguera, se despide este conejo que os quiere.


Buenas noches!.

viernes, 18 de febrero de 2011

... Y las tantas sin dormir!

Lo mejor para pasar una noche de insomnio es ponerse a ver la televisión de madrugada. Además, con una buena manta y la chimenea bien llena de leña de encina chisporroteando a fuego lento y dando calorcito mientras disfrutas de una buena taza de café humeante en las manos. Acurrucado en la esquina del sofá y, con una luz indirecta para que no moleste del destello de la pantalla.

Además, si es en tu casa, es insuperable.

Cuento esto porque de un tiempo a esta parte este conejo que os quiere gusta de tomarse un mix de hierbas relajantes y narcotizantes por la noche después de cenar. ¿Qué ocurre? os preguntaréis. Pues nada en particular, pero a resultas de la crisis de los cuarenta mi cuerpo se ve sometido a ciertas presiones hormonales que me hacen seguir los dictados de mi cuñada La Hierbas y parece que la vida me está cambiando, de tal manera que de tanto descansar, el cuerpo se ha declarado en huelga de sueño y ayer me toco dormir solo cuatro horitas.

El resto me las pasé viendo la televisión con el dedo pulgar de la mano en el botón de cambio de canal del mando oprimiendo a alta velocidad. Tan velozmente, que creí pasar por La Sexta en un momento en que Lobato aparecía en la pantalla para decir que iba en vuelta rápida. Acojonante.

Me di cuenta de que en España somos gilipollas, muy perezosos o, incluso, incultos. Lo primero por no hacernos con los fantásticos botes de premio que había en los diferentes programas de llamadas concurso, de esas en las que sale un famosete de Gran Hermano pidiendo con tono sobre actuado que llamemos para contestar de qué color era el caballo blanco de Santiago... que digo yo que debía ser el mismo que tenían Camarón, Hendrix y el mayor de los Urquijo.

Lo más sangrante es que que somos perezosos por no llamar, y lo digo porque el insomnio me viene a mi por exceso de descanso y miorelajamiento personal previo, pero entiendo que un veinte por ciento de la población anda mano sobre mano con esta desaceleración que vivimos (usando la terminología psoelística) y a lo mejor por la noche no pega ojo... y si no llamas para hacerte rico del tirón cuando ves un bote de 40.000 € es que eres un holgazán de cojones.

Lo triste es que el informe PISA va a taner razón:

“De los tres criterios que mide PISA – comprensión lectora, competencia matemática y competencia científica – España solo mejora levemente en la primera y en el computo global se sitúa ligeramente por debajo del promedio de los Estados. Pobres resultados si tenemos en cuenta que ya en el examen del 2006 la educación española registró unos pésimos resultados”.

Y lo que pasa es que esa mejoría en la compresión... así en general, es de risa, por que no comprender que esa programación es una puta vergüenza y no sacarla a tomatazo limpio de la parrilla de la televisión es más bien una muestra de que la competencia matemática o la científica (¿quién regala duros a peseta?) no están mucho más lejos que la primera.

En fin, que el panorama es desolador... y si a eso le añadimos el tema de Bellas y Ambiciosas, apaga y vámonos. Digo lo de apaga y vámonos porque no voy a explicar lo que haría un Conejo machote como es debido a esas horas viendo en primera linea cómo se enfilan veinte uñas hacia Montanchez. Que uno es Conejo, pero decoroso al fin y al cabo.

Lo dicho, que espero haberme cansado suficientemente en el día de hoy para no pasar por el mismo calvario esta noche.

Saludos desde la madriguera de este conejo que os quiere.

lunes, 14 de febrero de 2011

Quince quesitos

Es como sentir que algo te falta para recuperar la risa. Yo trato de imaginarme que soy una caja de quesos en porciones de esas de dos plantas a la que le falta un quesito en la de abajo. Por eso cuando me observáis en el frigorifico de mi vida pensado que me conservo, lo que siento es que un trozo de mi se ha ido a tomar por culo y os escondo ese dato.

No es una sensación agradable... y lo más jodido es que de cara a los demás tienes pinta de que no te han quitado el precinto. Pero más allá del envoltorio, yo y el resto de quesitos sabemos que nos falta uno.

Quizá esta reflexión sea la traza de una pena negra que me inunda el alma esta fria noche de invierno serrano y que después de mucho tiempo madurándola he sabido asimilarla para poder pintarla en el lienzo de mi vida... a la manera del Conejo; o quizá solo quiero hacerme un abrigo de ella y quitarme el frío que me deja.

La verdad es que ha sido relativamente corto el tiempo que tardé en tomar conciencia de ella, pero si os aseguro que es el suficiente para que me la quede toda la vida. Formará una de esas bonitas cicatrices que te deja vivir con la frente bien alta en este puto mundo y que marcan el cuerpo... por fuera y por dentro. De las que un día te gustaría no haber tenido, pero que te hacen más fuerte.

Y de todas formas, siendo justo, son solo dieciséis las porciones que vienen de serie en el paquete. Así que con quince no se vive tan mal... y se pesa menos.

Se despide de vostros desde esta madriguera este Conejo que os quiere. Fuera hace mucho más frio.

Buenas noches.

martes, 18 de enero de 2011

Zuri el gato canalla

Un gato, un puto gato. De esos que te encuentras en la calle tirado y que se te arrima el muy cabrón porque no encuentra alguien gilipollas que le quiera dar un achuchón y, de paso, darle un plato de comida calentita... o fría, que para el caso es lo mismo: comer de gorra.

Puto gato de mierda que te camela con zalamerías para que le des una existencia plena de calorcito de ese que sale del gas natural y del sudor de tu frente para que cuando llegues a casa te asalte la duda de si el muy hijoputa ha estado tirando de tarjeta de crédito para comprar en la teletienda.

Un caso tú!. Luego le ves con esa cara de no haber roto un plato. Ojos enigmáticos que te atraviesan y parece que te dicen: - ¿Qué pasa pringao? ¿Otro día de mierda en el trabajo? ¿Le habrás chupado el culo al Jefe para sacar el jornal por lo menos?.

En fin, que de unos de esos sacos de pelos y malas pulgas comienza la saga que titulo Zuri el gato Canalla.

Os quiere,

El conejo