jueves, 15 de abril de 2010

GENTE DECENTE

Seguramente alguna vez os habéis desayunado con alguna noticia de esas que afectan a lo público y os dejan fríos. Del tipo de noticias que son truculentas y escabrosas... vamos, que no me hago a la idea de que en todo el reino animal sean capaces de reproducir los hechos que las provocan los lobos, los osos del pirineo, las cabras montesas o los esturiones, por ir más lejos.

Hablo de noticias del tipo violaciones de menores, violencia de género con mayores, acoso laboral o de otro tipo... En fin, se me ocurren cientos de delitos y de actitudes moral y legalmente reprobables que son el pan nuestro de cada día.

Contra esas acciones solo piensas que caiga la justicia de manera implacable por mor del estado de derecho y en defensa de las libertades. Como decía el otro día en una entrevista el Juez Gómez Bermúdez, la mayoría de las personas que reclama justicia lo hace porque pretende del sistema que se proteja a la gente decente. Fijaos que definición más simple de todo el principio informador del sistema de justicia: defender a la gente decente.

El problema que llevo viendo toda esta semana es que no quedan tan claros los límites de esa afirmación. ¿ De qué o de quiénes defendemos a la gente decente?. Está claro que la defendemos de otras personas que hacen lo que no deben. Y está claro que el deber ser o no de los actos que cometen está tasado en las leyes... si eso es evidente. Igual de evidente que cuando la gente responde con su vida y su patrimonio ante la justicia lo hace y punto.

Coge aire y piensa fríamente el alcance de estas palabras. Porque tiene chiste.

Desgraciadamente estamos asistiendo últimamente a un espectáculo que no es del todo agradable. Mientras contemplamos como el juez que instruye el caso de Marta del Castillo hace caer sobre los presuntos culpables las mayores calificaciones de pena posibles, vemos como otros jueces son incapaces de progresar en un trabajo de hace casi 4 años porque no alcanzan consensos para resolver la legalidad del Estatuto de Cataliza . O más gracioso todavía: Os imagináis la sorpresa de los vecinos del Barrio del Cabañal en Valencia cuando se enteraron que el pulso que hizo su Ayuntamiento contra ellos se ganaba. ¿ Qué pasa ahora con el barrio totalmente desolado? ¿ qué pasa con los vecinos que vivían allí y tuvieron que echar el cierre a sus sueños y embarcarse en otros proyectos de viviendas, etc etc?. ¿ Quién les va a devolver todo ese tiempo perdido?.

Yo creo que la indecencia se ha instalado en la sociedad española en unos puntos muy concretos. Y cuando esos puntos son el poder, y en especial el político, el daño es enorme. Mientras tengamos responsables de la cosa pública que sucumban a la erótica de la corrupción y se alejen cada vez más de la realidad de sus conciudadanos, terminarán por legislar de espaldas a ellos y por ende serán los otros dos poderes, el ejecutivo y el judicial los que actúen cada vez de forma más escandalosa. Sin una buena herramienta legal el juez nunca va a terminar de forma satisfactoria su trabajo. Y así seguimos.


El problema no es baladí pues mientras los currantes, como tú y como yo, seguimos luchando a brazo partido con la vida terminamos por descubrir con sorpresa que a alguien se le olvido decirnos que esta guerra estaba ganada. Y no nos vamos a enterar de la victoria hasta el final de nuestros días, cuando comprendamos que nosotros si éramos gente decente.

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