miércoles, 22 de septiembre de 2010

AL OTRO LADO DEL ESPEJO

Solo es capaz de dormir cuando atraviesa el espejo. A la mayoría de gente le resulta fácil dormirse encima de una cama, o tumbado en un sofá, incluso de la forma más extravagante que se te pueda ocurrir a tí, amigo lector, siempre que se den dos condiciones imprescindibles, a saber: que tengas sueño y, en segundo lugar, que el lugar invite ello.

Parecen dos verdades de perogrullo, de esas que tendrían que ser obvias, pero por lo que habrás podido comprobar, no todo el mundo las cumple a rajatabla y de esas experiencias oníricas surgen diferentes variedades como la “relámpago”, la “relax” o la “no me ve nadie”.

Pero esta aclaración no hace sino alejarnos del gran problema de nuestro amigo S, que solo puede dormirse detrás del espejo. Solo allí es capaz de encontrar una invitación clara y concisa para abandonarse al natural sopor que le invadía cuando cruzaba aquel espacio de irrealidad. Se cumplían así las dos premisas a las que arriba nos referíamos.

A lo mejor lo que a todos vosotros, queridos amigos, os interesa saber por ahora es qué cojones hay detrás del espejo para que el lugar te sugiera echar una siesta de pijama y orinal. O estaréis pensando como coño se cruza el espejo. De hecho tengo amigos que me leen que de seguro piensan que mi historia es una ficción, sin darse cuenta de que más cerca de lo que piensan mora S y que alguna vez se cruzaron con él por la esquina de la calle camino del Bar o de la tienda de comestibles.

A mi, el pulso del relato me pide que de momento adelante el motivo por el que S comienza a sentir que los párpados le pesan desde el mismo momento en el que cruza el umbral.

Solo S tiene una respuesta coherente a esa pregunta y no me la ha dicho todavía, pero creo que es porque (CONTINUARÁ)

1 comentario:

  1. Perro...eres un perro.

    Yo NO sé quien es S. Pero hoy no dormiré bien, pensando en quién puede ser...

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